Gosick se lleva a cabo en 1924 en un pequeño país europeo llamado Sauville. La historia se centra en Kujo Kazuya, el tercer hijo de un soldado imperial japonés, llega como estudiante de intercambio al colegio de Santa Margarita, donde las leyendas urbanas e historias de terror están de moda. En la escuela es conocido como “El cegador de primavera” ya que al ser asiático su color de cabello negro, y de acuerdo a una de las leyendas del país, es un mal augurio.
Mientras deambula por la escuela para conocerla mejor, llega a la biblioteca impulsado por conocer más acerca de las leyendas que se cuentan entre sus compañeros, pero sobre todo para saber más de la misma que lo aqueja. Allí conoce a Victorique, una misteriosa chica, que tiene más pinta de muñeca que de ser humano normal. Ella nunca asiste a las clases y pasa sus días leyendo todo el contenido de la biblioteca. Ella dice tener una “fuente de la sabiduría” en su interior, que no es más que una capacidad de razonamiento realmente sorprendente.
La serie nos envuelve en una atmosfera de incertidumbre y razonamiento, ya que además de todos los misterios que se topan los protagonistas, viven en una época caótica donde recién terminaba la primer guerra mundial y las naciones no habían siquiera empezado su recuperación, cuando ya están a punto de la segunda. Es solo a través de todos estos problemas que Kujo y Victorique fortalecen su amistad y descubren que es lo que quieren proteger sobre todo lo demás.
A pesar de que la serie no cuenta con grandes toques de fantasía y que al saber que tiene tintes históricos podrías pensar que es aburrida, la verdad es que no, actualmente cuenta con 23 capítulos y está a punto de terminar. El tipo de dibujo puede recordarte a Rozen Maiden en el caso de Victorique o a FullMetal Alchemist en la mayoría de los personajes. En cuanto a la música, a mi parecer maneja muy bien las situaciones cuadrándolas muy bien con ritmos melancólicos hasta mas movidos.
Como siempre digo, ver o no una serie depende totalmente del gusto de cada uno, pero nunca está de más, abrir un poco nuestros horizontes, quien sabe que pueda pasar. Ja ne!
